La revolución silenciosa que está cambiando nuestros equipos

Escribe Walter Abrigo, Socio y Director General de Santex

La inteligencia artificial está dejando de ser una promesa para convertirse en una fuerza transformadora que redibuja, sin pedir permiso, los organigramas de nuestras organizaciones. Ya no hablamos del futuro, sino de una realidad palpable: los roles tradicionales se disuelven y emergen nuevos puestos que hace cinco años ni siquiera existían en nuestras descripciones laborales.

Los datos de Gartner son contundentes: emergen perfiles como el Prompt Engineer, el AI Ethicist, el Model Validator o el Decision Engineer. No son nombres de ciencia ficción: son personas trabajando hoy, en empresas reales, para abordar los desafíos que impone la IA generativa. Y a la vez, roles que hasta hace poco eran clave, como el del analista de datos tradicional, se ven atravesados por nuevas funciones híbridas y más estratégicas.

Este reordenamiento no sólo impacta en las estructuras organizacionales. También desafía a quienes lideramos equipos, especialmente cuando nos toca acompañar a las generaciones que más están sintiendo estos cambios. Según el último estudio global de Deloitte, los millennials y la generación Z ven con entusiasmo (pero también con temor) el avance de la IA.

Tres datos me parecen especialmente reveladores:

  • Casi el 80% de los jóvenes que ya usan IA en su trabajo afirma que mejora su rendimiento y les libera tiempo.
  • Más del 60% teme que la IA elimine empleos o haga más difícil conseguir uno.
  • Y, quizás el dato más disruptivo: más del 65% está considerando aplicar a oficios manuales para evitar puestos donde la IA tenga un rol protagónico.

Lo vivo en carne propia. En Santex, en mis clases en la Universidad Nacional de Córdoba, e incluso en casa con mis hijos. Hay una inquietud constante, una mezcla de curiosidad y ansiedad. Y yo mismo me hago preguntas: ¿cómo los ayudo a prepararse? ¿Cómo los motivo a no temerle a la IA, sino a integrarla? ¿Qué herramientas concretas necesitan para no quedarse afuera de un mercado que cambia a una velocidad inédita?

Creo que la clave está en no simplificar el debate. No se trata de IA sí o IA no. Se trata de preguntarnos qué parte del trabajo queremos que siga siendo humana. ¿Qué valoramos de nuestro pensamiento crítico, de nuestra capacidad de decisión, de nuestra empatía? ¿Qué habilidades vamos a necesitar para destacar en ese nuevo ecosistema que ya está entre nosotros?

El Foro Económico Mundial estima que para 2030 habrá más de 170.000 nuevos puestos de trabajo relacionados con IA y automatización. Pero ¿estamos enseñando y aprendiendo las habilidades necesarias para ocupar esos roles? ¿Estamos preparando a nuestros equipos para entender, dialogar y liderar con estas tecnologías? ¿O seguimos formando para el mundo que ya se fue?

¿Por qué traigo estos temas? Porque creo que, como líderes, tanto en el sector privado, público, académico, como en nuestros hogares y comunidades tenemos una responsabilidad urgente: abrir camino, tender puentes, y generar espacios de aprendizaje donde el miedo no paralice, sino que impulse.

La IA no viene a reemplazarnos. Viene a redefinirnos. Pero ese proceso no será automático ni equitativo si no lo hacemos consciente y humano. Abro el debate: ante la irrupción de la IA generativa, ¿cómo pensás (o cómo hacés) para acompañar a las nuevas generaciones en su desarrollo profesional?

(*) Walter Abrigo: Socio y Director General de Santex